Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en Inglés el 12 de enero.
Los administradores de uno de los mejores hospitales en el Reino Unido han hecho cambios significativos en su utilización de la radiografía abdominal en el departamento de urgencias, a partir de una extensa evaluación de los patrones de trabajo realizada por un grupo de radiólogos.
En la mayoría de los departamentos de urgencias, la radiografía abdominal constituye una parte importante de la evaluación médica de pacientes que presentan un dolor abdominal agudo, pero una radiografía abdominal anormal es notoriamente difícil de interpretar y los rayos X abdominales normales son engañosos porque pueden dejar pasar varias condiciones. Esta situación está haciendo que muchos hospitales rectifiquen sus procedimientos.
"Nuestra experiencia en un concurrido hospital universitario sugiere que a menudo la radiografía abdominal no hace una diferencia significativa para el manejo de estos pacientes, en quienes con frecuencia se tienen que obtener imágenes adicionales con otras modalidades," señaló el Dr. Adam Yamamoto, del departamento de radiología en el Hospital Addenbrooke en Cambridge, en una presentación en el reciente congreso RSNA. "Debe tenerse en cuenta que es una dosis de radiación significativa (1 mSv), particularmente en los pacientes jóvenes, así como también el costo de obtener imágenes innecesarias y la demora para obtener un diagnóstico final."
Con el fin de examinar la eficacia de la radiografía abdominal en la evaluación del dolor abdominal agudo y de proporcionar evidencia para un cambio en la práctica de imaginería, Yamamoto y sus colegas condujeron un análisis retrospectivo de los rayos X abdominales obtenidos en admisiones agudas al departamento de urgencias y de cualquier imagen obtenida posteriormente por TC o ultrasonido. Incluyeron sólo pacientes que se quejaron de dolor abdominal, mayores de 16 anos y remitidos inicialmente para una radiografía abdominal.
Se estudiaron un total de 325 rayos X. Del 83% de las radiografías que eran normales, no se ordenaron investigaciones adicionales en un 51% de los pacientes, mientras que para el 49% restante se realizó sólo una TC en un 37% de los casos, sólo una sonografía en un 19% de los casos y tanto una TC como una sonografía en un 7% de los casos. De aquellos a quienes se les realizó sólo una TC, un 73% de los exámenes fue anormal; comparado con un 50% de aquellos a quienes se les realizó sólo una sonografía o tanto una TC como una sonografía.
Del 17% de las radiografías que dieron resultados anormales, no se ordenaron investigaciones adicionales en un 38% de los casos, mientras que para el 62% restante sólo una TC se ordenó en la mitad de los casos, sólo una sonografía en un 9% de los casos, y tanto TC como sonografía en un 5% de los casos. De aquellos a quienes se les realizó sólo una TC, un 86% de los exámenes dio resultados anormales, comparado con un 60% de aquellos a quienes se les realizó sólo una sonografía o tanto una TC como una sonografía.
La radiografía abdominal es una investigación clínica estándar, pero no es sensible ni específica en el manejo del abdomen agudo, de acuerdo a Yamamoto. Independientemente de los resultados de la radiografía abdominal, en cerca de la mitad de los pacientes se tendrán que obtener imágenes adicionales por TC y ultrasonido, de las cuales un gran porcentaje generalmente son anormales. Estos exámenes de imágenes se realizan en promedio más de 24 horas después de la presentación inicial. Durante este tiempo, los pacientes dejan el departamento de urgencias y son admitidos a salas hospitalarias, lo cual tiene implicaciones en los costos para admisiones no ambulatorias y ejerce presión sobre los recursos.
Como resultado del estudio, los investigadores recomendaron establecer un servicio de ultrasonido en el departamento de urgencias durante las horas del día. También aconsejaron a los médicos decidir de manera temprana si se requiere alguna imagen y sugirieron que debe evitarse la radiografía abdominal y que debe escogerse la modalidad de imaginería mas apropiada. De manera ideal, estas decisiones deben ser tomadas por un médico experimentado.
Seis meses después de hacer estas recomendaciones, Yamamoto y sus colegas condujeron una evaluación de la práctica de imaginería. El resultado fue un aumento del 216% en los exámenes con ultrasonido, más una disminución del 33% en los escáneres por TC y una caída del 62% en radiografías abdominales. Además, como resultado de sus sugerencias, el tiempo promedio entre admisión y obtención de imágenes adicionales por TC o sonografía ha bajado de más de 1,5 días a cerca de 12 horas.
"La radiografía abdominal juega un papel limitado en la evaluación de pacientes con abdomen agudo y debe ser reemplazada por otras modalidades. La TC y la sonografía son más sensibles y ofrecen una mayor probabilidad de un diagnóstico correcto," concluyó Yamamoto. "El riesgo es que la radiografía abdominal pueda ser simplemente reemplazada por la TC y, con este fin, los pacientes remitidos están siendo monitoreados."